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En el nombre del hijo - Los Moyano y los Hoffa

01.12.2017 - Política

 

El expresidente de Estados Unidos John F. Kennedy conoció las andanzas y la influencia del legendario sindicalista Jimmy Hoffa a través de una investigación periodística realizada por Pierre Salinger en el año 1956. Salinger, quien cuatro años después sería nombrado como secretario de Prensa de la Casa Blanca, había sido contratado en 1957 como asesor de Robert Kennedy cuando éste se desempeñaba como consejero legal de la comisión parlamentaria que investigaba las actividades ilegales de los sindicatos.

Hoffa nació en 1913 en una pequeña población del condado de Clay, en el estado de Indiana. Tras la muerte de su padre en 1920, su familia se mudó a la ciudad Detroit donde comenzó a trabajar en una cadena de supermercados. En medio del malestar de los trabajadores por las malas condiciones laborales y los bajos sueldos, Hoffa participó en la conducción de un modesto sindicato de cargas y descargas llamado Swampers, iniciando así una carrera gremial que lo llevó a convertirse en el líder gremial más famoso del mundo a mediados de la década del ´50.

Bobby Kennedy llegó a declarar que Jimmy Hoffa era el principal enemigo de los Estados Unidos. La comisión parlamentaria (integrada entre otros por el senador republicano Joe McCarthy)  descubrió que Hoffa era el propietario de empresas construídas con financiación del fondo de pensiones que se encontraban a nombre de su esposa.

A partir de 1957, bajo la presidencia de Eisenhower, Hoffa tuvo una considerable influencia política como presidente de la Hermandad Internacional de Camioneros. Su predecesor, Dave Beck, fue encarcelado por sobornar a un jurado. En 1964, durante la presidencia de Lyndon Johnson, el propio Hoffa también fue encarcelado por sobornar a un miembro del jurado. Pasó siete años en prisión hasta el 10 de septiembre de 1971 en que el entonces presidente Richard Nixon conmutó su sentencia con la condición de que no participara en actividades gremiales por un plazo de diez años.

Paradójicamente el juicio de 1964 contra Hoffa lo había llevado adelante el entonces joven fiscal James Neal (cuyo héroe había sido el Procurador General Robert Kennedy), quien diez años después lograría condenar a cuatro de los acusados por el caso Watergate, que selló la carrera política del republicano Richard Nixon, a quien John Kennedy derrotara en las elecciones presidenciales de 1960.

Tras la asunción de Gerald Ford al frente de la Casa Blanca, Hoffa se propuso presentar una demanda legal para que se le levantara la restricción y poder retomar así el control del sindicato. Pero a las 14.45 del miércoles 30 de julio de 1975 desapareció sin dejar rastro alguno en el estacionamiento del restaurante Machus Red Fox en un suburbio de Detroit. Había sido citado a encontrarse con dos líderes de la mafia, Anthony Giacalone, de Detroit y Anthony Provenzano, de Nueva York. Hasta el día de hoy sigue siendo un misterio cuál fue el destino final de su cadáver.

En marzo de 1997 el líder del Sindicato de Camioneros, Hugo Moyano dijo “yo soy el Jimmy Hoffa argentino”. Tres años después Moyano viajó a Washington para entrevistarse en la sede de la International Brotherhood of Teamsters con su par norteamericano, James P. Hoffa, ni más ni menos que el hijo del legendario Jimmy.

El 2 de noviembre de este año (veinte años después de la autoproclamación de su padre Hugo), Pablo Moyano viajó a Washington para entrevistarse con el hijo de Jimmy (ambos en la foto que ilustra esta nota). Y selló la reunión diciendo que la reforma laboral que impulsa el gobierno de Mauricio Macri dejará a miles de trabajadores en la calle.


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