El desarrollo del gasoducto Nord Stream 2, que se encuentra en plena ejecución desde Rusia hacia Alemania a través de las profundidades del Mar Báltico a un costo estimado de alrededor 10 mil millones de dólares, y dirigido a proveer el 70 por ciento de las ventas de gas ruso a la UE, se convirtió en los últimos meses en el foco de mayor fricción política y diplomática entre el gobierno de Angela Merkel y la administración de Donald Trump.
El proyecto, el cual está liderado por una filial de la empresa rusa Gazprom y asociado en el financiamiento a la Royal Dutch Shell y a las firmas de energía alemanas Wintershall y Uniper, la compañía francesa Engie y su par austríaca, OMV, tiene al frente de su dirección ejecutiva a Matthias Warnig, un estrecho amigo del presidente Vladimir Putin desde que ambos trabajaban en las oficinas que la KGB tenía en la República Oriental de Alemania a principios de los años ´80.
Además de desempeñarse como CEO del Nord Stream 2, Warnig integra desde el 2011 el directorio de la petrolera rusa Rosneft, cuyos accionistas minoritarios son la inglesa British Petroleum y el Fondo Soberano de Qatar, y también forma parte del Consejo Ejecutivo del VTB Group, controlante del banco ruso del mismo nombre, el segundo en importancia del país. Actualmente Rosneft está en medio de la disputa política en Venezuela al existir la posibilidad de convertirse en controlante Citgo, subsdiaria norteamericana de PDVSA, tras haberle otorgado un sospechado préstamo financiero de 1.500 millones de dólares.
Las relaciones políticas y comerciales entre el régimen de Putin y Alemania se afianzaron la década pasada a través del excanciller socialdemócrata (1998-2005), Gerhard Schröder, agasajado por el propio mandatario ruso en 2014 con una fastuosa recepción realizada en un palacio de San Petersburgo para celebrar los 70 años del dirigente alemán. Pocos días atrás, con motivo de su cumpleaños número 75, el ex líder socialdemócrata mantuvo una larga charla telefónica con su amigo Putin.
Schröder, por su parte, es actualmente el Chairman of the Board de Rosneft y a su vez integra el Comité Ejecutivo de Nord Stream. En los últimos días su nombre ocupó las páginas de la prensa del corazón cuando trascendió que su cuarta y quinta esposa, de nacionalidad coreana, mantienen una dura disputa en los tribunales acusándose por supuestas infidelidades mutuas.
Por su parte, la jefa del gobierno alemán Angela Merkel resistió y resiste las presiones norteamericanas y de las repúblicas de Letonia, Estonia, Lituania y Polonia, para detener el desarrollo del proyecto gasífero, en medio de la estrategia alemana sobre el progresivo abandono del carbón y los recortes presupuestarios que aplicó a las inversiones en energía nuclear.
En este sentido, los gobiernos de la UE se encuentran en medio de un complejo laberinto político considerando que del resultado de las elecciones para el Parlamento Europeo a celebrarse entre el 23 y 26 de mayo puede emerger una decisión final para confirmar, por parte del Consejo de la UE a nivel ministerial, la aprobación que días atrás se otorgó a las enmiendas introducidas a las Directivas de Gas de la UE.
Dinamarca es otro país clave para definir la suerte del proyecto con el que el régimen de Putin apunta sus objetivos estratégicos sobre Europa, a sabiendas además, del aumento de los acuerdos comerciales que firmó China con varios gobiernos del viejo continente en los últimos meses. El país escandinavo debe aprobar aún el paso de las tuberías del Nord Stream por sus costas del Mar Báltico, justamente en una zona con la que mantiene una disputa diplomática con Polonia, un opositor al proyecto ruso, y cuya finalización el ministro de Energía Alexander Novak (también integrante de los directorios de los holdings Rosneft y Gazprom) ha establecido para finales de este año.
El gobierno de Donald Trump ha venido ejerciendo una fuerte presión sobre su par de Alemania. En el pasado mes de marzo la Cámara de Representantes del parlamento norteamericano votó un proyecto de ley para ayudar a los países de Europa Central y Oriental a diversificar las fuentes de suministro de energía. De acuerdo a la Comisión Europea Ucrania continúa siendo la vía principal de llegada de gas ruso a Europa canalizando el 48% en el tercer trimestre del año pasado.
Días atrás, la prensa oficialista de Rusia se encargó de resaltar que el secretario de Estado Michael Pompeo expresó en una reciente presentación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado que la administración republicana ha "hecho todo lo posible para disuadir a los europeos, principalmente a los alemanes, de la construcción del Nord Stream 2, pero al día de hoy lo hemos hecho sin éxito".
Después de la sangrienta anexión de Crimea y la actual intervención en Siria por parte de Rusia, queda por ver entonces si como fuera durante la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial, Dinamarca brindará una lección de resistencia y autonomía frente a proyectos provenientes de regímenes autoritarios que amenazan su tradicional neutralidad diplomática.