Decía el escritor inglés Graham Greene que los historiadores son personas que se interesan por el futuro cuando éste ya es pasado. Cabe entonces preguntarse si la interpretación del impacto de acontecimientos políticos y culturales que se produjeron hace medio siglo podría brindarnos una lógica causal (¿la tiene la Historia?) sobre la realidad del presente.
Lo ocurrido en el año 1968 en los Estados Unidos certificó el pensamiento de Voltaire cuando afirmó que “la historia de los grandes acontecimientos del mundo apenas es más que la historia de sus crímenes”.
El 4 de abril y el 5 de junio de 1968, durante el último año de la presidencia del demócrata Lyndon Johnson, fueron asesinados los dirigentes políticos Martin Luther King y Robert Kennedy. Hasta el día de hoy no existe certeza judicial sobre el móvil de ambos crímenes (cometidos con apenas un mes de diferencia) que sacudieron para siempre a la sociedad norteamericana.
Por su parte, en 1968 en Europa, tendrían lugar dos históricos sucesos que también constituyeron un verdadero hito en la acción política del siglo XX. El 5 de enero comenzó en Checoeslovaquia la llamada “Primavera de Praga”, liderada por Alexander Dubček, quien llevó adelante la plataforma del “Socialismo con rostro humano” tendiente a lograr libertades civiles y económicas vedadas por el régimen comunista ruso encabezado por Leonid Brezhnev.
Magistralmente retratada por Milan Kundera en su novela “La insoportable levedad del ser”, la frustrada revolución checa llegó a su fin el 20 de agosto de 1968 cuando alrededor de medio millón de fuerzas militares del bloque soviético invadieron el país.
El otro acontecimiento que sacudió a la sociedad europea se desarrolló en Francia bajo la presidencia de Charles De Gaulle, y fue bautizado históricamente como el “Mayo Francés”. En realidad las protestas de estudiantes habían comenzado un año antes, en noviembre de 1967, con el rechazo a las reformas universitarias llevadas adelante por el entonces primer ministro Georges Pompidou.
Los hechos se precipitaron el 27 de abril con el arresto de Daniel Cohn-Bendit (conocido como “Dany el Rojo”), quien a los 23 años era uno de los líderes del movimiento anarquista. La matrícula universitaria registraba por esos días 510 mil estudiantes.
Posteriormente entre el 3 y el 13 de mayo se desata la violencia en el Barrio Latino con centenares de heridos y detenidos (principalmente de las Universidades de Nanterre y La Sorbona), y finalmente los sindicatos salen en apoyo del movimiento estudiantil decretando una huelga general.
A fines de mayo, De Gaulle negoció con los gremios un aumento salarial del 14%, reducciones sustanciales de la jornada laboral y garantías de empleo y jubilación.
Las interpretaciones sobre la esencia del movimiento estudiantil de 1968 son muy diversas. El expresidente Nicolas Sarkozy en su campaña electoral de 2007 lo sindicó como una de las principales causas de todos los males de la sociedad francesa durante las tres últimas décadas del siglo XX. Relativismo moral, confusión de valores, pérdida de autoridad, y cinismo, fueron para el exmandatario las consecuencias del Mayo Francés.
Por su parte Raymond Aron afirmó no conocer “otro episodio de la historia de Francia que me haya dejado el mismo sentimiento de irracionalidad”. También lo devaluó el filósofo Edgar Morin expresando que fue “más que una simple protesta, pero menos que una revolución.”
Queda claro que el cocktail ideológico derivado de las corrientes anticapitalistas, neomarxistas, troskistas, castristas, maoístas, estructuralistas y freudianas que nutrieran al movimiento estudiantil no fueron la receta política indicada para lograr derrotar en las urnas al establishment imperialista que tanto se criticaba en las obras de Herbert Marcuse, Jean Paul Sartre, y Albert Camus, entre otros pensadores de la época de la contracultura.
Mientras tanto en Ciudad Gótica…
En la Argentina de 1968, bajo el gobierno del general Juan Carlos Onganía, quien había derrocado al presidente Arturo Illia en 1966, se produjo un suceso que marcaría a fuego a todo el sistema político y judicial. El 16 de septiembre de 1968 en la localidad tucumana de Taco Ralo, la policía se enfrenta y detiene al núcleo del flamante movimiento guerrillero denominado Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).
Era el bautismo de fuego para un grupo subversivo que de acuerdo a algunos historiadores reivindicaba la ideología marxista de Fidel Castro y del Che Guevara. Mientras que para otros, era una organización que había surgido a partir del nacionalismo católico de derecha, germen de lo que se convertiría después en la organización Montoneros.
50 años. 18.250 días sintetizados en diez palabras de Ralph Waldo Emerson: “La violencia no es poder, sino la ausencia de poder.”